Me duermo me duermo me duermo. Suena el teléfono.
Otra vez:
Me duermo me duermo me duermo. Suena el teléfono.
A los 10 minutos:
Me duermo me duermo me duermo. Suena el maldito teléfono.
Grrr.
Y así sistematicamente. Hasta que desisto, me hago un café con dos cucharaditas de mal humor y me quedo despierto. Por supuesto que no suena más el teléfono, pero sé que está esperando, alguien está a punto, esperando, llegando a la puerta, todo en vilo, suspendido. El futuro con ojos entrecerrados, decidido a romper las pelotas.
Voy a tener que dormir a la noche, no queda otra.
Estoy empezando a pensar que realmente vengo a trabajar y eso, eso...
Eso no.
31 julio 2010
27 julio 2010
No hay que pispiar
Podemos alejarnos de nosotros mismos tanto como queramos, hay toda una estructura armada y aceitada para hacer esto de la forma más efectiva posible (recuerdo un fragmento de "Farenheit 451" que leí en un blog amigo), pero cuando ya se abrieron ciertas puertas, aquello que dejaste entrar no se pierde más, te sigue para siempre. O te destruye, o te ilumina.
Miríada
Alisar el entrecejo para esuchar dolor.
Sentir el ciento volando y desear.
Vos y esa lágrima cayendo miraban al cielo.
Tomaste aquella decisión apresurada.
Creciste sin saber todavía. Años.
Sentir el ciento volando y desear.
Vos y esa lágrima cayendo miraban al cielo.
Tomaste aquella decisión apresurada.
Creciste sin saber todavía. Años.
Totalmente
"Ensayé y me volví loco"
Alejandro Jodorowsky - El Maestro y las Magas
Debolsillo - Edición Siruela - Pág 222
10 julio 2010
09 julio 2010
08 julio 2010
04 julio 2010
03 julio 2010
Que no valen nada
Las entrañas revueltas al compás de la soledad. Sin energías para detener esa música.
Entrecierro las puertas del futuro para ver tan solo ese paisaje desolador que me invento. Dejo pasar indefenso los dardos que me disparan sin piedad desde lugares lejanos, y aciertan siempre. Fundido al cemento que no acaba más allá del horizonte, anclado contra mi voluntad por ella misma, veo como la tristeza desagota y deja una cáscara vacía, arrugada.
No termino de contar los pedazos desparramados de una integridad que nunca fue.
Un carbón que se muere y recuerda sus coronas.
Entrecierro las puertas del futuro para ver tan solo ese paisaje desolador que me invento. Dejo pasar indefenso los dardos que me disparan sin piedad desde lugares lejanos, y aciertan siempre. Fundido al cemento que no acaba más allá del horizonte, anclado contra mi voluntad por ella misma, veo como la tristeza desagota y deja una cáscara vacía, arrugada.
No termino de contar los pedazos desparramados de una integridad que nunca fue.
Un carbón que se muere y recuerda sus coronas.
02 julio 2010
Hadas tejidas
- Vos buscás hadas, pero mis alas son de alambre y tela.
- Pero alas al fin.
- En un tiempo las creí verdaderas, pero no te puedo engañar con esa ilusión.
- Y si busco ilusión?
- Al final de cada ilusión hay una pared.
- Duele?
- Depende de la fe.
- Entonces?
- No puedo más que postrarme ante vos y revelarme vacío.
- No, vacío no.
- No toques nada, todo lo que ves contamina.
- Cómo sabés? La alquimia de una persona puede ser más poderosa de lo que vos pensás.
- Pestilencia y dolor, están todas probadas.
- Este reloj...
- No lo toques, te prevengo, en el fondo te amo de la manera más sana. Atrás, ahora.
- Me sirve.
- Por qué?
- Me recuerda la muerte, cada movimiento de las agujas la acerca.
- Quizás sea el invento más macabro que haya generado el hombre en su inocencia.
- Me lo llevo.
- Por favor no caigas en la trampa. Soy una trampa. Date cuenta.
- Ya lo sé -le acaricia la mejilla.
- Te juro que no.
- Gracias.
- Lo siento, te amo demasiado.
- Yo no.
- Pero alas al fin.
- En un tiempo las creí verdaderas, pero no te puedo engañar con esa ilusión.
- Y si busco ilusión?
- Al final de cada ilusión hay una pared.
- Duele?
- Depende de la fe.
- Entonces?
- No puedo más que postrarme ante vos y revelarme vacío.
- No, vacío no.
- No toques nada, todo lo que ves contamina.
- Cómo sabés? La alquimia de una persona puede ser más poderosa de lo que vos pensás.
- Pestilencia y dolor, están todas probadas.
- Este reloj...
- No lo toques, te prevengo, en el fondo te amo de la manera más sana. Atrás, ahora.
- Me sirve.
- Por qué?
- Me recuerda la muerte, cada movimiento de las agujas la acerca.
- Quizás sea el invento más macabro que haya generado el hombre en su inocencia.
- Me lo llevo.
- Por favor no caigas en la trampa. Soy una trampa. Date cuenta.
- Ya lo sé -le acaricia la mejilla.
- Te juro que no.
- Gracias.
- Lo siento, te amo demasiado.
- Yo no.
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