28 febrero 2006

Recuerdos

Aserrín aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan, no les dan,
piden queso y les dan un hueso,
y les cortan el pescuezo.

Canciones de la infancia, así estamos.

21 febrero 2006

Amanece

Verás ahogar la sangría de una noche sin tiempos.
Verás palidecer un oscuro negro.
Tendrás nuevas alas de viento sur.
Morirás, tal vez, para ver el amanecer.
Y sentirás bien dentro, latir un corazón.

20 febrero 2006

Conclusión

Como técnico, los problemas que más me gusta resolver, son los que existen sólo en la mente de las personas.

17 febrero 2006

De viaje

Acaricio tu cuerpo ingenuo de majestuosa belleza.
Acaricio tu cuerpo porque no me adviertes.
Acaricio las curvas con una pasión débilmente controlada por la lentitud de mis movimientos.
Acaricio tu piel imaginada de tacto fugaz.

Tu cuerpo me lleva a un estudio de pintura de antaños, construido en un altillo. Con un fino, finísimo manto de polvo cubriendo el suelo. Habitado por la magia del artista, inspiración de obras ya finalizadas y cantidad inmensa de ideas arremolinadas, a una temperatura necesaria para erizar la piel, pero no suficiente para molestar. El piso es de madera, fresca madera. La gran ventana deja pasar mucha luz, luz que cae sobre el piso dibujando contornos bien definidos. El lienzo está enmarcado, a la espera, blanco, virgen. Los pinceles esperan, todo el cuarto espera tu presencia para plasmarla y recordarla por siempre.

Adiós bella criatura, quizás otro vagón nos encuentre juntos. Quizás.

16 febrero 2006

Lejos

Hoy también los barcos zarparían. Todos los días regularmente las gotas de madera se deslizaban por el tranquilo río, casi en comunión de intenciones. Todos los días era Domingo, con ese leve polvillo mágico que cautiva los sentimientos y perfuma la inspiración. Mi lugar de reposo estaba esperando, mi libro ansioso de verme a los ojos abría las páginas donde sabía, la costa se veía maravillosa, tranquila.
No todos los días se descubren estos lugares apartados del mundo, vírgenes de huellas, y cuando se tiene la suerte de encontrarlos (o serán ellos que nos encuentran) no se puede más que continuar viviendo en ellos para siempre.
Algunas hojas de los árboles del cielo, no sé porqué, caen a la tierra en forma de paraísos escondidos, regalos celestiales que nos permiten creer.

Después me desperté porque el calor me estaba derritiendo y todo seguía igual, encima ya era tarde.

15 febrero 2006

Una sola reflexión

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Tiempos modernos

Y la picadora de carne (así como nos gusta llamarla) continuaba su actividad incesante, generando destinos para todos los inmigrantes. Varias etapas la constituían, en la primera, por dar un ejemplo, se seleccionaban aquellas personas con aptitudes para algún cargo político (la política había empeorado para entonces), según sus cualidades, el resto seguía hacia las etapas posteriores. Los que no lograban salir de la máquina en alguna de las etapas y llegaban al final, caían indefectiblemente en la picadora de carne literal y terminaban siendo hamburguesas.

Una excepción se daba con los artistas, estos al presentar el carnet que los acreditaba como tales, evitaban automáticamente todas las etapas y continuaban libres. Se valían de una antiquísima norma que casi por error había podido filtrar un senador, posteriormente asesinado.
En esa época era común ver por la calle unos monstruos llamados clasificadoras, que raptaban humanos de todo tipo para llevarlos a la picadora de carne, los brazos de las máquinas succionaban gente de una forma brutal, tal es así que el quince porciento del total de la carga moría al instante.

14 febrero 2006

Diálogo de pastillas

Sentado cómodamente en el sillón, me disponía a mirar por TV el show de "Compre todo lo que nunca va a usar pero cómprelo ya a ver si todavía se da cuenta", disfrutando a su vez de una rica y potasiosa banana (sí, banana). La luz de la habitación brillaba por su ausencia. Apenas tenue, daba una forma borrosa del living.
Alguien se aclaraba la garganta y alarmado lo advertí detrás de la barra del bar, se mantenía en silencio pero no me sacaba la mirada de encima, los ojos bien redondos y blancos, un bigote espeso y poca estatura. De tez oscura y camisa a cuadros.
- Disculpe, usted qué mira?
- Y usted sabe lo que hace?
- Comer una banana, hasta donde yo sé...
- Sabe quién cosechó con sus propias manos esa banana?
- No me diga que...
- Sí, yo. Con el sudor de mi frente.
- No me dijo que con las manos?
- No se haga el tonto que ya bastante tonto es.
- Entoncés estoy justificado- golpeó la barra con el sombrero.
- Basta, ya es suficiente.
- Sí, ya es suficiente -ahora otra voz, recién salida del armario. De algún lado la conocía, media regordeta, de unos cincuenta, ojos negros y la misma indignación. Pero ese delantal verde con borde blanco medio roto...
- Sí, ya sé, no me diga nada, usted fue la que me vendió esta banana, o me equivoco?
- No se equivoca.
- En general no me equivoco casi nunca.
- Bueno, yo no diría eso, en realidad no lo conozco tanto.
- Es verdad, pero no viene al caso conocerme, no?
- No.
- Vio que no me equivoco.
Los dos miraban fijo, los dos con una mueca desaprobatoria al unísono. La situación se hacía insostenible. No pude más que coger el abrigo y salir a caminar un poco.
- Chau, hasta luego, que sigan bien... -las palabras quedaron suspendidas en el ambiente espeso y neblinoso del living, con sus puntos suspensivos y todo. Salí casi corriendo, derechito para la Farmacia a comprar los remedios.

13 febrero 2006

En serio

No hay caso, por más que me esfuerce, practique y practique, aunque logre agarrar las monedas del vuelto en el subte lo más rápido que un hombre pueda, al darme vuelta, el señor que siga en la fila estará molesto por mi presencia. Es un tema que me tenía mal, te juro que hasta que volé la estación en pedazos me tenía mal. Igual, ahora tengo otros problemas que iré resolviendo a su medido momento.

(es fulero medir los momentos, no?)

10 febrero 2006

Sobre gustos

Me gustan las personas que pueden ver un problema sin el dramatismo innecesario, y mostrarnos las soluciones que en realidad conocemos pero no queremos aceptar. Me gustan las personas que actúan como si nada les sorprendiera, pero sin mostrarse altivos, sino serviciales y dispuestos. Parecerá que hay muchas, pero no, en realidad es muy fácil confundirlas por una clase más común y vulgar.

Además me gustan las papas fritas y seguir teniendo olor a desodorante.