01 mayo 2011

Tallados

La gubia tosía madera con espasmos de palmas abiertas.
La corteza del árbol seco se desprendía con dolor.
El piso se iba craquelando y ya las hojas eran demasiado ásperas porque acontecía el otoño.
Si el agua guardara resentimientos esa escena se hubiera prolongado más de lo soportable.

Sabemos que los guarda,
pero también que elige.

A la mínima expresión #8

No me puedo subir a tu luna,

porque soy el cielo.