10 marzo 2006

No, no sé

Joaquín yacía duro en la cama, quieto.
Estaba espectante (?), aunque mantenía los ojos cerrados. En realidad tenía una gran idea, una brillante idea, quizás la mejor que se le había ocurrido en toda su vida, y evaluaba si sería lo suficientemente rápido como para correr al escritorio, coger un papel y plasmarla. O simplemente se convertiría en cientos de mariposas que se perderían por los rincones de la casa.

2 comentarios:

V. Onoff dijo...

La mejor idea de toda nuestra vida no sólo es una mariposa, sino que además, accedemos a verla solamente cuando ya ha muerto.
Requiem in pace, Madame Butterfly.

G. Lavender dijo...

¿Y poner trampas para mariposas en los rincones de la casa?

Muy básico, ¿no? Si fuera tan fácil alguien ya lo hubiera hecho, ¿no? Seríamos todos Nobels de la Literatura, ¿no?

Claro...