Carcomida la esperanza de la noche que redime a los sueños anclados en horas de vigilia.
Temor al olvido de quien vive flotando sobre la superficie, entrando en burbujas de placer efímero.
Las ondas alcalinas de la tristeza desdibujan el reflejo desconocido de quien no sos.
Aprisionado por la incapacidad de dar lo que no se tiene.
Y saber
que tan solo el suspiro de la sonrisa bastaría para salvarme.
5 comentarios:
Qué loco lo del reflejo desconocido de quien no sos. Lo peor de eso es que en realidad sí somos.
Cariños!
Ufff.... :-)
Muchita
Creo que la incapacidad nace a partir de una autocensura. No sé, me da la impresión...
Le dejo una sonrisita cibernética :D
Besos Dem!
P.D:
No puedo dejar de decirlo: ¡Que belleza de poema!
Buen poema. Ojalá llegue el suspiro de esa sonrisa.
Saludos
Sol, es cierto, sí somos, pero no.
Abrazo.
Muchita, le pesa? Deme que le ayudo!
:)
Flor, a veces para dar hay que tener, y para tener hay que buscar, y para buscar hay que saber qué y dónde.
Besos.
Horacio, gracias.
Abrazo.
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