Hay horas que duelen,
y lo saben,
pero poco pueden hacer,
más que mirar con piedad.
Hay espacios inmensos,
que conocemos,
como un simple cuarto.
Hay sombras al servicio de la tristeza,
que no vacilan,
ni por un instante.
La inmovilidad,
detrás de la nuca,
nos sostiene,
mientras nos mira,
y sonríe.
3 comentarios:
goste muito da súa poesia seu gabriel, acho que vocé têm algumas coisas que dizer... y chupame un huevo
Cuál?
el del medio
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