20 septiembre 2006

Busca

Los hombres que en su gloria se perdieron,
serenos como mantos de cristal.

Tiernos desamparados,
que buscan incesantes
el camino vedado,
el camino negado,
en sus mapas de oro.
Se ven morir
durante toda la vida.
Insisten, sobretodo.
Insisten, ante todo.
Nada los detiene,
excepto su destino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En mi alma se albergan
inmensos mares de olvido
que arrastran, a su paso,
los últimos resabios de lo vivido.

Y siento que todos somos
al final
monstruos de nosotros mismos.