Una sociedad devastada, cubierta de tierra, respira el ocre polvo arremolinado en el aire. Ojos negros que combinan con la piel transpirada. Mantienen su felicidad gracias a una niña muy bonita, de ojos celestes y cabello rubio, una carita de ángel ajeno, pero muerta y embalsamada.
El cajón se destapa sólo unas veces al año.
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